En el día que se cumple el XXV aniversario de la coronación canónica de María Santísima de las Angustias de la Hermandad de Los Gitanos de Sevilla recogemos en nuestro boletín digital diversos fragmentos de la entrevista que recientemente han realizado al Sr. Censor-Fiscal electo, NHD. Francisco Lobato Flores. Las indicaciones del meteorólogo Julio Marvizón animaron a la junta de gobierno que presidía Manuel Ortega Ezpeleta a optar por octubre como el mes ideal para la coronación de la Virgen de las Angustias. El 29 de octubre de 1988 la dolorosa de Fernández-Andes fue coronada por Carlos Amigo Vallejo en la Catedral. La lluvia en la procesión de regreso trastocó todos los planes. Recordamos, de la mano de nuestro querido hermano D. Francisco Lobato, aquel momento histórico cuando se cumplen 25 años de la coronación canónica de la Virgen de las Angustias:

Igualmente, los hermanos en cabildo y demás vecinos del entorno de la Puerta Osario se volcaron desde un primer momento con una idea que el hermano mayor maduró durante un verano en la costa gaditana de Sanlúcar de Barrameda. Fue así como nació el sueño del 29 de octubre de 1988.
Veinticinco años después, la hermandad rememora este mes aquella histórica jornada en la que un joven Carlos Amigo Vallejo, en calidad de arzobispo de Sevilla, imponía a la dolorosa de San Román la corona de oro que en 1972 cinceló Seco Velasco en el cercano taller de Matahacas. Los que tuvieron la dicha de vivirlo en primera persona guardan como oro en paño las vivencias y anécdotas de la coronación, incluidas las que surgieron meses antes, en los preparativos. Francisco Lobato era tesorero de la comisión de la coronación. Recuerda que “el año y pico anterior” fue “bastante intenso”, tanto que tuvo que renunciar a sus vacaciones para dedicarse a la programación. La fecha se eligió en base a la meteorología y dentro del prolongado Año Mariano que en la diócesis de Sevilla culminaría en diciembre con la fiesta de la Inmaculada. “Con Julio Marvizón, colaborador nuestro que nos ayudó en el operativo de seguridad, consultamos antes del verano cual podría ser el mes con menos probabilidades de lluvia hasta el 31 de diciembre. Octubre parecía el mejor y nos decidimos por el día 29”, detalla Lobato, quien enseguida añade: “Nos equivocamos de plano”, en clara alusión a cómo se desarrolló luego la procesión de regreso. Y es que una borrasca que llevaba días parada en las inmediaciones de Portugal irrumpió en la fiesta, propiciando que la Virgen, ya coronada, tuviera que refugiarse, primero en la iglesia del Santo Ángel y, más tarde, en la Anunciación, retrasando su vuelta a San Román a la mañana del día siguiente. (…)
Los jóvenes de Los Gitanos tuvieron un papel muy activo en la coronación. José Miguel Verdugo -actual sacerdote del Plantinar- era el presidente del grupo joven. Pegaban carteles, limpiaban plata, formaban parte del cuerpo de acólitos... “Estábamos muy nerviosos, se contó mucho con nosotros y vivimos momentos únicos, como ver bailar a los seises de cerca en la catedral”, apunta Enrique Casellas, actual consiliario de la junta de gobierno de Los Gitanos que preside José Moreno. Aunque también hubo momentos memorables, dignos del mejor anecdotario, como aquella cumbre hispano-italiana en la calle Santo Tomás que trae a la mente Casellas: “Fuimos a pegar carteles a las inmediaciones de la catedral, porque nos habían comentado que había pocos. Antes se pegaban en la pared de la seo, en el lado de la calle Santo Tomás. Algo impensable ahora. Pues bien, unos turistas italianos nos sorprendieron y nos echaron una bronca. Si nos viera explicándole a un italiano de La Serenísima que era para la coronación de la Virgen de las Angustias...”, recrea sonriente este artista sevillano que durante muchos años fue costalero del Señor de la Salud.

Pero esa madrugada “larga” y “ajetreada” no terminó ahí. Lobato tuvo que moverse de nuevo. Ahora sería para ir a la sede de Meteorología, en el Parque de María Luisa. Trataba de recabar nuevos partes. Las previsiones apuntaban a “una ligera mejoría a partir de las nueve de la mañana”, a esa hora se retomó la procesión “a golpe de tambor y con plásticos en manto y palio”. Pero nuevamente la lluvia hizo acto de presencia en la Campana, y otra vez hubo que buscar cobijo. En esta ocasión, el palio quedó bajo las naves de la Anunciación “sobre las diez y media de la mañana”. (…)
Pese a todo, el recorrido de vuelta se modificó, renunciándose al paso por el convento de las hermanas de la Cruz y la Casa de Alba. En su lugar, y tras un claro “de cinco horas”, la dolorosa prosiguió ya por la mañana por el camino más corto hasta San Román: Encarnación, Imagen, Santa Catalina, Terceros, Bustos Tavera, Peñuelas y plaza de San Román. Se pudo disfrutar unas horas: “Íbamos ya sin plásticos y con la banda tocando marchas en un fervor impresionante que se alargó hasta las tres de la tarde”, cuenta Juan Piquero, quien conserva una carpeta con el protocolo “sobresaliente” de la catedral.
El barrio la coronó antes
Pero para quienes a diario rezaban ante la Virgen de las Angustias, el acto de 1988 era “la segunda coronación”. Los más veteranos explican que en marzo de 1972 la dolorosa salió de la plaza de San Román para recibir la nueva corona de oro que había sido labrada con las aportaciones de los devotos: “La Virgen fue coronada dos veces. 16 años antes, el cardenal Bueno Monreal bendijo y le impuso la corona un Sábado de Pasión”, insiste en recordar Pilar Barranquero quien, al igual que el resto de hermanos, el próximo sábado 26 de octubre -día en que se celebrará el aniversario de la coronación en la Catedral y la procesión extraordinaria- vivirán una mezcla de sensaciones entre “la satisfacción” de haberlo vivido en primera persona y “la nostalgia” de quienes ya no están. (…)
Pero la corona tuvo más lecturas. Para el recientemente desaparecido Manuel Ortega Ezpeleta, hermano mayor de la coronación, fue “una corona de caridad” para proteger a la raza gitana. Aquellos días defendió que con este acontecimiento mariano “se unía aún más a gitanos y payos”. Mensaje que luego remarcó monseñor Carlos Amigo Vallejo en su homilía, con continuas referencias a la comunidad gitana y a los pueblos de Dios. El arzobispo afirmó que la coronación era “un acto de fe” y “un homenaje a todos los que padecen el peso de la injusticia”. Un mensaje que sigue vigente un cuarto de siglo después. Y así fue como, tras cumplir con la patrona de Sevilla en la Catedral, la Virgen de las Angustias Coronada regresó “como reina de todos” a San Román. De aquello hace ya 25 años.
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