Mi Gregorio y mi Pepe Reyes.
Corría 1959 cuando Gregorio que se apellidaba Cotán y Cid, en unión de dos colaboradores eficaces que ya le precedieron en esa Carrera Oficial que habremos de recorrer todos, Bernardino Corral y José de la Orden se propusieron reorganizar una cofradía que había desarrollado una vida floreciente en el pasado, sobre todo en el siglo dieciocho, cuando salía el Jueves de Madrugada, pero que se había extinguido el doce de marzo de 1913, fecha de su último cabildo y lo consiguieron con tanto acierto que hoy muchos de los que gustan saborear momentos esplendidos de la Semana Santa de los pueblos se desplazan a Salteras el Martes Santo para verla procesionar por sus calles. En las grandes capitales dan pena los solitarios entierros de los viejos. Los coetáneos de los que alcanzan mayor ancianidad se han muerto ya cuando fallecen ellos y las iglesias aparecen desoladoramente vacías. No ha sido así en las honras fúnebres de Gregorio y de Pepe Reyes. Estandartes y varas de las corporaciones a que ambos pertenecieron formaron emotivos cortejos que precedían a los féretros. Y las gentes se apretaban a su alrededor. Como saben hacerlo hoy siguiendo las costumbres que heredaron de sus mayores estos pueblos de nuestra sencilla, hidalga y ejemplar Andalucía.
Artículo publicado en el blog personal de José Luis Garrido Bustamante en homenaje póstumo al Refundador, Hermano Mayor Honorario y Medalla de Oro de la Hermandad de Jesús Nazareno, D. Gregorio Cotán Cid.
Fuente: elblogdegarridobustamante.blogspot.com
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