El Pregón del 50 Aniversario Refundacional

Un año más damos paso al mes de septiembre, mes que anhelamos los hermanos y hermanas de la Hermandad de los Blancos de Salteras por la celebración de la festividad de los Dolores Gloriosos de la Santísima Virgen. Asimismo, recordamos con añoranza los momentos vividos durante el largo mes de septiembre del pasado año, se conmemoraban los 50 años refundacionales de la Corporación y tuvieron en este señalado mes, sus principales faustos culminando con la salida extraordinaria de nuestra amantísima titular. Tal día como hoy no podemos dejar pasar, lo que en 2009 sucedía, el Pregón del 50 Aniversario Refundacional, pronunciado por nuestro hermano -y actual Prioste Segundo- D. Manuel Jesús Corral Zambruno. Recuperamos un extracto de la colaboración realizada en nuestro boletín cuaresmal de marzo de 2010, donde recogía sus vivencias y la última estrofa de su histórico pregón:

«(...) Pero si hay algo que quedará en mi retina y en mi memoria fue el mes de septiembre, no sólo por esos magníficos cultos que hicieron de la Iglesia de Salteras más catedral si cabe, ni por la diana en la que pudimos disfrutar y decirle al pueblo entero que era fiesta grande en la villa, ni tan siquiera por la presentación del himno o de la marcha conmemorativa; yo me sentiré orgulloso por haber sido el pregonero del 50 Aniversario de la Refundación de la Hermandad que me vio nacer.
Englobar en unos cuantos folios, 50 años de vida de una hermandad con una actividad tan frenética como la nuestra, fue un trabajo difícil y arduo. No me podía olvidar de nada ni de nadie. Fechas, personajes, cultos, etc, todo enlazado con mi pobre don de palabra. Tuve más de un dolor de cabeza y alguna que otra noche de insomnio.
Pero todo tuvo su recompensa, tras la magnifica presentación de mi gran amigo Vicente, al cual siempre estaré agradecido por esas palabras hacia mi persona que no merecía, le eché valor y al toro. En la Iglesia no cabía un alfiler, no faltó nadie, ni de mi familia ni de mis mejores amigos y por supuesto, de mi gran familia Blanca. No quiero dejar pasar esta oportunidad y agradecer todas las muestras de afecto, no se me olvidarán jamás. Tras ver la foto de Ella comenzó todo.
Se me hizo los tres cuartos de hora más cortos de mi vida, conforme iba avanzando el pregón, notaba en la cara de todos los presentes que les estaba llegando, tanto a los que conocían lo que contaba como a los que no. En una esquina los costaleros, a mi lado los antiguos Hermanos Mayores, en otro lado la Juventud, muy cerca mis compañeros de junta y a todos se les esbozaba alguna que otra sonrisa o una lágrima recorría su mejilla. De todos, hubo alguien que note más orgullosa que nunca, esa era mi madre. Frente a mí, asentía con la cabeza todo aquello que decía.
Llegó el momento más difícil, tenía que hablar de la Santísima Virgen de los Dolores, quizás por mi cercanía a Ella fue lo que más trabajo me costó. Tenía tantas cosas que decirle que no sabía por donde empezar, entonces me aconsejaron: “pues sueña que le dirías o mejor haz que Salteras sueñe”. Y así comenzó el final de mi pregón, con esas mismas palabras quiero terminar este artículo, agradecer a mi Junta de Gobierno encabezada por Antonio Ramos, el haber pensado en mi persona para tan gran privilegio, así que dejadme que sueñe o mejor dicho dejad que Salteras sueñe…»

«Y nosotros soñando..
Soñando con la Reina
Madre de todos los Blancos
Un sueño de madre perla,
Un sueño de guardabrisa
De entrevarales y cera
Un sueño de amor y gloria
Un sueño de cielo y tierra
Un sueño de Martes Santo
‘Cogío’ a tu manigueta,
Un sueño de Ave María
Dentro de tu parihuela.
Se que si la sueño yo
Ustedes también la sueñan.
Y es Que este año soñé
Que este año en septiembre salías
Y dejarás a tu pueblo
Con la blancura encendida
Del amor con que te sueñan
Dejarás a Salteras dormida.
Y los naranjos temblando
Tu ternura presentían
Y las palomas miraban
Por encima de la brisa
Buscándote a ti Señora
Más de nieve todavía.
Y allí estará tu pureza
Rosa pálida encendida
Y allí tu boca entreabierta
Azucena donde habitan
La hermosura de tus ojos
Y tu belleza perdida.
Y será un milagro tu risa,
Y será un milagro la noche
Con la luna sorprendida.
Y será un milagro tu paso
Caminando de puntillas
Y un trinar de Ave María.
Y será un milagro tu cera
De caridad encendida
Y serán milagros las flores
Que rozarán tus mejillas
Con los pétalos temblando
De amor en tu cercanía.
Y será un milagro el silencio
Y la emoción sostenida
Las lágrimas en tus ojos
La oración estremecida
La ilusión en las miradas
Al verte allí, Madre mía.
Se que puede tu dulzura
Curar el dolor del hombre
Porque eres la criatura
Que en el corazón perdura
Con solo decir tu nombre.
Y eres Causa de nuestra alegría
Rosa mística escogida
Estrella de la mañana
Y luz de nuestras vidas.
Salud de los enfermos
Refugio de pecadores
Del todo el que se acerca
A que les cures sus Dolores
Y eres el orgullo de tu pueblo
Que te quiere y que te implora
Que te tiene siempre presente
Y te reza a todas horas.
Y eres compás de armonía
Eres aire y eres agua,
Eres rosa de los vientos
Eres la luz de mi alma
De la gracia, soberana
De la tiniebla, la aurora
De la flor, la primavera
Y de pozos dulces, Señora.
Y yo tu vestidor
Extasiado ante tu presencia
Quisiera ofrecerte
Un ramillete de rosas
Las más puras, las más frescas
Y no encontrado ninguna
Que a Ti misma mereciera,
Busque entonces los jazmines,
Y las sublimes orquídeas
Y los dulces alelíes,
Y las preciadas gardenias,
Y busque las margaritas,
La blanquísima azucena
Y el humilde llamanovios
Y no pude encontrar
Ninguna que te mereciera
A tus plantas estar Señora
Yo sólo pongo a tus pies
Todo este amor que derrama
Este pueblo implorante
Que te quiere y que te ama.
Y deja de soñar Salteras
Porque te quedan dos semanas
Para ver su paso en la calle
Su paso de azul y plata
Para ver su cara de gloria
Para ver su talle de nácar
Para ver la Madre en la calle
Para ver la Madre en la plaza
Para calmar sus Dolores
Para consolar sus lágrimas
Para abrir nuevos caminos
En la oscuridad del alma
Para hacer su aire perfume
Y suspiros sus plegarias
Para hacer limpia y sencilla
La devoción que te aclama
Para que este sueño ya sea
Una verdad recordada
Deja de soñar Salteras
Porque te quedan dos semanas
Para ver pasear a la Reina
Emperatriz y Soberana
Dolores de los Blancos
Dolores de la Gracia
Dolores del Universo
De las luces y del alba
Dolores de tus calles
Dolores de tus plazas
Dolores de Salteras
Y Dolores de nuestras almas.»

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Manuel Jesús Corral Zambruno.

Artículo: "Ahora dejadme que sueñe"

Boletín Jesús Nazareno, marzo de 2010.